Año 1998. La policía irrumpe en un edificio del tranquilo barrio de La Salud, en Santa Cruz de Tenerife. Detienen a 30 personas, entre ellos varios menores. Solo una vecina va a la cárcel: Heide Fittkau, acusada de ser la líder de una secta que iba a inducir al suicidio a sus seguidores. Ella lo niega todo.

En las distintas casas que posee Heide Fittkau la policía halla numerosas evidencias de extrañas prácticas y creencias en torno al fin del mundo y a una supuesta visita de platillos volantes. No hay pruebas de que los miembros del grupo quisieran suicidarse. Heide sale de la cárcel. Los investigadores no quieren cerrar aún el caso. Piden al juez de instrucción que solicite una comisión para viajar a Alemania y encontrar allí pruebas de la culpabilidad de Heide Fittkau. En su país de origen la historia se volverá aún más oscura de lo que parecía.